¿Te imaginas empezar así una clase con tus alumnos? Seguro que sería una buena manera de reflexionar sobre las matemáticas y cómo estas están muy presentes en nuestra realidad diaria.
Uno de los problemas actuales, en relación a la enseñanza de las matemáticas, es que su didáctica se basa en el aprendizaje de conceptos sumamente abstractos y alejados, en el mayor de los casos, de la experiencia e intereses del alumno. Digamos que, de alguna forma, no son muy motivadoras.
Teniendo esto en cuenta, ¿y si comenzásemos haciendo que el propio alumno fuese el que se acercase a las matemáticas a través de su propia realidad, conocimientos previos y, más importante, de sus intereses?
Tomemos la pregunta del título como inicio de una sesión de matemáticas, lancémosla a los niños y niñas:
¿Qué tiene que ver un cocodrilo con las matemáticas?
Posiblemente, la mayoría se quedaría descolocado, pensativo, algo confuso, desconfiado quizá... ¿es una pregunta trampa?
Lo más importante es que, casi con toda seguridad, habremos captado su atención y habremos despertado su interés. Su cerebro se ha puesto en marcha.
Es el momento de que, por grupos, busquen todas las respuestas posibles a dicha pregunta. Estas podrán ser acertadas, originales, disparatadas, variadas, únicas, sin sentido, no importa. Están reflexionando sobre su realidad y sobre las matemáticas, verbalizando sus conocimientos, compartiendo ideas... generando ideas nuevas.
- ¡Maestro, lo sé! ¡La "i"! Ambas palabras contienen la "i".
Original, sin duda. Están empezando a buscar respuestas autónomas, vinculadas a sus conocimientos previos, ya adquiridos. Y ese es el camino.
Pasado un tiempo prudencial de puesta en común, se analizan las ideas obtenidas.
Se anotan en la pizarra, se comparten ideas y se reflexiona sobre la vinculación de las respuestas con las matemáticas.
Pero podemos no quedarnos ahí. Sería sencillo. Vamos a ir un poco más allá. Invitemos a los alumnos a indagar en Internet sobre los cocodrilos y qué aspectos son susceptibles de ser asociados con las matemáticas.
Finalmente, se ponen en común los resultados obtenidos. A estas alturas, los alumnos habrán recogido gran cantidad de información ¡y serán grandes expertos en cocodrilos!
EL COCODRILO ESTÁ RELACIONADO CON LAS MATEMÁTICAS EN CUANTO QUE:
Podemos contar partes de su cuerpo: 4 patas, 1 cola, 2 ojos, 1 cabeza.
En concreto, podemos contar sus dientes. Ni más ni menos que entre 75 y 80, y que a lo largo de su vida le pueden salir unos ¡3.000!
Podemos contar los años que vive, alrededor de 70 o 100. (Eso me hace pensar que, a ver... 3.000, dividido entre 100 años... ¡Cambia 30 dientes por año!)
Puedo contar las especies de cocodrilos que hay: 23.
Sus escamas forman patrones, como teselas de un mosaico. Algunas de ellas con formas geométricas simples.
Se pueden medir. Dependiendo de la especie, ¡pueden medir entre 4 y 6 metros!
Se puede pesar, ¡suelen pesar de 200 a 500 kilos!
Una parte de su cuerpo es simétrica respecto a la otra, si lo vemos de forma longitudinal.
Veo esferas en sus ojos, polígonos en sus escamas, conos en sus dientes.
Se pueden realizar estadísticas: el cocodrilo es el octavo animal que más víctimas mortales provoca en el mundo.
Se pueden representar sus datos en gráficos.
Puedo hacer distintas clasificaciones, por ejemplo, según la especie.
Y estas serían solo algunas de las conclusiones a las que podrían llegar los alumnos. A partir de ahí, pueden utilizar los datos que consideren interesantes para sumar, restar, multiplicar o dividir; pueden dibujar un cocodrilo con formas geométricas simples; pueden comparar el peso o la longitud de varias especies y hacer estadísticas y representarlas en gráficos.
En definitiva, con este trabajo, el alumno habrá aprendido que las matemáticas son más útiles de lo que pensaban y están presentes en muchos aspectos de la vida. Además, verá que las matemáticas no solo son números, también son geometría, magnitudes o medidas y estadística.
Pero no solo eso, además de matemáticas, se ha trabajado la expresión oral y escrita, las ciencias de la naturaleza, la búsqueda de información, el trabajo en equipo... ¡Un cocodrilo puede dar mucho de sí!
Y tú, ¿qué pregunta utilizarías para vincular nuestro mundo con las matemáticas?
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